En ocasiones, los hoteles muestran una imagen tan prístina que olvidamos que detrás de sus impresionantes fachadas, lujosos vestíbulos o habitaciones de maravillosos diseños hay una fascinante historia que merece ser contada. Detrás de cada una de las puertas de un Radisson Blu, pueden haber ocurrido un gran número de sucesos históricos, así que deja que te guiemos en un viaje al pasado con estos inspiradores relatos de hoteles Radisson Blu. Quién sabe, puede que incluso aprendas, de paso, un par de cosas sobre la historia.
Una encrucijada histórica en San Petersburgo
El famoso Radisson Royal Hotel, San Petersburgo, ubicado en la intersección entre las avenidas Nevskii y Vladimirskii, lleva muchos años siendo la máxima expresión del lujo. El edificio se construyó en esta esquina a finales del siglo XVIII y toda la historia de la ciudad gira en torno a su leyenda. En un primer momento, se trataba de una estructura de madera de una sola planta convencional, pero su ubicación siempre fue reseñable. Justo al lado se encontraba el denominado “mercado de las pulgas”, donde los pobres que llegaban en tropel a la capital acudían en busca de trabajo. En la intersección de las dos calles había un espigón que separaba a la clase media de los aristócratas que salían de la avenida Nevskii al paseo marítimo.
En la época de Pushkin se añadió una cuarta planta. Los huéspedes que se alojaban aquí eran tratados como realeza y la popularidad del hotel aumentó. El famoso compositor Glinka, por ejemplo, vivió en él después de un largo viaje al extranjero en 1834. El apartamento que ocupaba junto con su hermana era tan amplio que tenían espacio para tres pianos de cola pequeños.
Durante la época soviética, se cerró el hotel y se convirtió el restaurante en un comedor de trabajadores estándar, a pesar de sus gigantescas dimensiones. El edificio recuperó la gloria perdida en 2001, cuando Radisson reabrió sus puertas como hotel. Las fachadas fueron sometidas a escrupulosos trabajos de restauración basados en bocetos del siglo XIX y se diseñó la decoración interior conforme a los debidos estándares. Ahora, lo mejor de la sociedad de Sant Petersburgo vuelve a reunirse en la intersección de las avenidas Nevskii y Vladimirskii.
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Bajo los robles de Bratislava
En el centro de la ciudad, la resplandeciente fachada blanca del Radisson Blu Carlton Hotel, Bratislava se extiende a lo largo de la ribera del río Danubio. Se rumorea que fue aquí donde Julio Verne acabó los últimos capítulos de su novela La isla misteriosa. Los orígenes de este edificio se remontan al siglo XIII, cuando ese lugar lo ocupaba una posada. Quinientos años después, aquí se podía encontrar hospitalidad a mayor escala, cuando los establos fueron reemplazados por un hotel cuyo nombre original fue “Bajo los árboles verdes” debido a que en su patio interior crecían tres grandes robles.
Testigo de la historia de Bruselas
Pocos hoteles del mundo tienen el privilegio de estar incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, pero el Radisson Blu Royal, Bruselas es uno de ellos. El atrio del hotel está decorado con un fragmento restaurado del muro de la ciudad que data de 1134. En aquella época, cercaba toda Bruselas y se alzaba a ocho metros de altura. El Radisson Blu Royal ha sido testigo de numerosos sucesos trascendentales. Por ejemplo, fue el lugar de origen de la Revolución belga de 1830, que condujo a la separación de las naciones de Bélgica y los Países Bajos. En sentido estricto, todo comenzó en el Teatro Real de la Moneda, ubicado a tiro de piedra del Radisson Blu Royal, durante la ópera La muette de Portici. Pero los espectadores, dominados por sus sentimientos nacionalistas románticos, se echaron a la calle hasta la plaza situada frente al hotel, coordinaron sus planes y se dispusieron a luchar por la soberanía de su país.
Un trocito de Italia en Vilnius
El hotel más antiguo de Vilnius, el Radisson Blu Royal Astoria Hotel, siempre ha disfrutado de una existencia tranquila y sosegada. Fue construido en el siglo XIV en la intersección de las principales calles de la localidad, está ubicado al final de la ruta que llega desde Cracovia y, desde luego, nunca le han faltado huéspedes. Durante la Edad Media, Vilnius era famosa por ser prácticamente la ciudad más próspera de Europa oriental y el lugar elegido como residencia de larga duración de numerosos científicos, humanistas y arquitectos eminentes, entre otros. Cuando los maestros italianos reconstruyeron el hotel, comenzó a cambiar de manos como si fuera un billete. En diferentes épocas, fue propiedad de destacados residentes de la ciudad, entre los que se incluye a algunos alcaldes. En el siglo XIX, el adinerado Algirdas Vagneris, compró el edificio y le puso el nombre de Hotel Italja. Su hijo, Vitoldas, llevó a cabo una restauración del hotel a gran escala y añadió una cuarta planta, además de darle un distinguido aire neobarroco que se ha conservado hasta nuestros días.
Justicia fugaz en Nantes
Hasta hace poco, la ciudad francesa de Nantes no contaba con ningún hotel de primera categoría. El problema se resolvió en 2012, cuando el antiguo Palacio de justicia de Nantes se transformó en el majestuoso Radisson Blu Hotel, Nantes. El Palacio de justicia se construyó originariamente en el siglo XIX. Además de los tribunales, albergaba una gendarmería y una prisión situada en un edificio contiguo. En 1992, el ministro de Justicia francés anunció una licitación destinada a la construcción de un nuevo edificio para la cámara de magistrados de Nantes, y el Palacio de Justicia quedó abandonado durante un tiempo. Supuso un gran esfuerzo convertirlo en un hotel. Por otro lado, los arquitectos han hecho todo lo posible por mantener el aspecto histórico de su colosal estructura.
Un paseo en ascensor en Islandia
Por último, hemos de dedicar unas palabras a un refugio para viajeros modesto (en comparación con los otros hoteles) pero que nos llena de orgullo situado en la capital islandesa. En 2019, el Radisson Blu 1919 Hotel, Reykjavik celebrará su centenario. El arquitecto Guðjón Samúelsson lo construyó inicialmente como un edificio de oficinas para la empresa de buques de vapor más grande de Islandia. Además, fue dotado del primer ascensor del país. Y en 2005, pasó a ser un hotel.